miércoles, 19 de noviembre de 2008

El rostro de la crisis: entre la deseperación y la impotencia

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El rostro de la crisis: entre la deseperación y la impotencia

 
Denuncia. Miguel Sepúlveda Cruz afirma estar "hundido" por la crisis.  Gregorio Torres

Miguel, de 54 años, era autónomo y ahora está en paro. Si no le pagan 60.000 euros que le deben por trabajos realizados, le embargarán su casa y la furgoneta

MATUCHA GARCÍA. MÁLAGA De aspecto afable y rostro castigado, Miguel Sepúlveda Cruz, a sus 54 años, asegura estar "hundido" a causa de la crisis. Es uno de los rostros que componen la fría lista del paro que crece cada mes. Detrás de esa estadística hay vidas, ilusiones frustradas, expectativas truncadas, sueños machacados y deseperación. Sobre todo, desesperación.
Miguel nos recibe en una humilde casa propiedad de sus hermanos, que le han cedido momentáneamente, y en la que reside con otro hermano drogadicto. Las condiciones de vida de este hombre, que está separado de su mujer, dejan mucho que desear. Su ´hogar´ se acerca a las características de la infravivienda.
Es un autónomo más que ha trabajado en la construcción "toda la vida", según explica. Formó una empresa que llegó a tener hasta seis trabajadores y todo iba bien. El sector iba en auge y a Miguel no le faltaba para comer, al contrario.
La crisis, el destino, y el "lento" funcionamiento de la justicia, afirma, se han cebado con este trabajador, que lanza un grito desesperado a aquel que pueda ayudarle. El problema estriba en que acumula obras ejecutadas sin cobrar por una cuantía de unos 60.000 euros y a su vez éste debe de 30.000 a 35.000 euros a bancos, a Hacienda y a proveedores. Es la pescadilla que se muerde la cola, puesto que mientras no cobre no puede a su vez saldar sus débitos. Pero el problema de Miguel ha llegado a mayores. Inmerso en una amalgama de procesos judiciales, han embargado su casa -que realmente posee su mujer tras el acuerdo de divorcio- y su furgoneta, aunque aún no se han ejecutado estas medidas.
"Si cobrase podría solucionarlo todo. No me pueden embargar la casa que se la cedí a mi mujer y mis hijas y menos la furgoneta. ¿Cómo me van a quitar la furgoneta que es lo que tengo para vivir? Voy a hacer una locura, no duermo y no dejo de llorar", declara con lágrimas en los ojos.
Miguel cuenta con 38 años cotizados, pero al haber sido autónomo en los últimos años no tiene derecho a cobrar el paro, explica. "Yo soy un currante. Tengo una prótesis en el ojo y tengo tres vértebras fastidiadas porque me las fracturé al caer de una tercera planta, pero eso no me importa. Sólo quiero trabajar. Llevo desde marzo pidiéndole dinero a mis hermanos y ya no les pienso pedir más", relata.
Miguel asegura que no hay trabajo, que sólo hace pequeños encargos. "Ahora me han contratado dos semanas para hacer un garaje, pero eso no es estabilidad. La cosa está muy mal. Sólo sé trabajar en la construcción. No sé hacer otra cosa", concluye entre lamentos este hombre.