jueves, 22 de octubre de 2009

La crisis sorprendió a las familias con un alto endeudamiento pese al aumento de ingresos

La crisis sorprendió a las familias con un alto endeudamiento pese al aumento de ingresos

El 98,7% de los hogares españoles dispone de cuentas corrientes, libretas o depósitos en bancos, cajas o cooperativas de ahorro

22.10.09 -
 
La recesión pilló a las familias españolas con muchos compromisos de pago. En la primavera de 2008, con la crisis financiera internacional ya en marcha, pero mucho antes de que sus efectos se hubieran trasladado a la economía real, el 31,9% de los hogares tenía créditos pendientes por la compra de la vivienda que habitaban, otro 6,7% debía hacer frente a préstamos por la adquisición de una segunda residencia, el 17,7% destinaba parte de sus ingresos a las letras correspondientes a bienes de uso duradero y un 9,8% pagaba a plazos muebles o electrodomésticos.
Por esas fechas, un 4,2% de las familias ya estaba en 'números rojos' en su cuenta bancaria, el 3,1% había dejado de abonar los importes previstos en su tarjeta de crédito y el 5,4% arrastraba retrasos en el pago de sus facturas domésticas (hipoteca o alquiler, recibos del gas, la luz o la comunidad). Finalmente, el 2,1% tuvo retrasos en el desembolso de compras aplazadas y otros préstamos no relacionados con la vivienda principal.
Es la radiografía social que presenta la Encuesta de Condiciones de Vida elaborado por el Instituto Nacional de Estadística, un trabajo que cada año profundiza en un aspecto de la situación económico y social de los hogares. La realizada en 2008 se centró en el sobreendeudamiento y la exclusión financiera. Y sus resultados apuntaban claramente a las dificultades domésticas que se avecinaban.
No sorprende
Que lo peor estaba por venir se intuye al comprobar que el cumplimiento de los compromisos económicos por parte de las familias está estrechamente ligado a la situación laboral de sus miembros. Ya en 2008 -cuando la tasa de paro estaba en el 10,44%- los retrasos medios en los pagos de gastos relacionados con la vivienda se multiplicaban por tres, disparándose hasta un 16,4% en los hogares con todos los activos parados, que entonces eran 577.000. A nadie extraña la escalada de los impagos cuando el desempleo roza el 18% y el número de familias con todos sus miembros en desempleo supera con creces el millón (1.118.000).
El lado positivo de la consulta es la ausencia de exclusión financiera en la sociedad española. La acción combinada de bancos, cajas y cooperativas de crédito ha puesto los servicios financieros al alcance de todos los ciudadanos españoles. El 98,7% de los hogares dispone de cuentas corrientes, libretas de ahorro o depósitos. Y el 63,1% utiliza tarjetas de crédito.
Pero a mediados de 2008 las familias ya empezaban a sospechar que la época de bonanza había concluido. Entre abril y junio de ese año, una de cada cuatro -concretamente, el 26,2% de las encuestadas- anticipaba un empeoramiento económico en los doce meses siguientes. El 54% no anticipaba cambios y el 16,7% se declaraba optimista.
En 2007, el ingreso monetario neto por hogar se elevó a 26.010 euros anuales, un 6% superior al del año precedente. Incluso en esos tiempos de bonanza, el ingreso medio por familia mostraba notables diferencias según el cabeza de familia -'persona de referencia', le llama el INE en un lenguaje políticamente correcto- fuera una mujer o un varón. En el primer caso se limitaba a 23.706 euros y en el segundo ascendía a 27.411 euros. De igual modo, la renta se disparaba en las familias en la medida en que el grado de formación de la persona de referencia fuera mayor.
El año 2008 coronó una trayectoria de sensible mejora en los presupuestos domésticos. Todavía el 28,1% de hogares no podía afrontar gastos imprevistos, el 33,5% no estaba en condiciones de salir de vacaciones ni siquiera una semana al año y el 5,3% consideraba inabordable el gasto de mantener la vivienda a la temperatura adecuada en los meses fríos. Pero esos porcentajes habían descendido de forma notable en años anteriores.
En el pasado ejercicio, una de cada dos familias disfrutaba de una vivienda en propiedad sin las ataduras de una hipoteca. Un 8,4% pagaba arrendamiento a precio de mercado. Cada hogar destinó mensualmente 296 euros a gastos relacionados con su domicilio, pero las diferencias eran notables: para las familias residentes en viviendas alquiladas el recibo ascendió a una media de 599 euros mensuales, frente a los 467 euros de las propietarias hipotecadas y los 158 euros de gasto de quienes habitaban su propia vivienda y estaban libres de las cargas bancarias.